BORIS ESCANDELL
Las ciudades están experimentando un crecimiento constante en su número de habitantes. Según datos de la Comisión Europea, más del 70% de los ciudadanos europeos viven actualmente en áreas urbanas, y para el año 2050 se prevé que dicho porcentaje se incremente hasta el 82%. Como consecuencia, la distribución urbana de mercancías se ha convertido en un elemento clave para mantener nuestro estilo de vida en las ciudades.
El incremento poblacional, junto con los cambios en los hábitos de compra de los ciudadanos y organizaciones, han acrecentado los problemas de tráfico. Constituyendo estos, un foco de presión ciudadana que está motivando a actores públicos y privados a buscar alternativas al transporte tradicional.
Hasta ahora, las empresas de reparto, han estado satisfaciendo las demandas de los consumidores de una forma eficaz, aunque no siempre eficiente, convirtiendo al transporte en uno de los factores más contaminantes de las ciudades. Debido a la dificultad de reducir la congestión urbana mediante la construcción de nuevas infraestructuras, las empresas se están viendo forzadas a adoptar sistemas de distribución más ágiles, como son las bicicletas o pequeños vehículos.
El impacto del transporte afecta a factores medioambientales, económicos y sociales. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, la contaminación atmosférica en Europa causó la muerte prematura de más de 400.000 personas en 2014. Además, la exposición prolongada a ruidos producidos por el transporte terrestre y ferroviario tiene efectos físicos y psicológicos en la población.
A causa de las externalidades del transporte, la reducción de la congestión se ha convertido en el objetivo común para los stakeholders implicados en la distribución urbana. Sin embargo, los intereses contrapuestos y los distintos puntos de vista dificultan la puesta en marcha de un plan de acción común. Los ciudadanos, cada vez más conscientes del problema, exigen menos contaminación y más zonas verdes. Por el contrario, las empresas de reparto demandan más espacios de descarga y franjas horarias de distribución más amplias. Lo que parece claro, es que si no se introducen cambios en el sector, todos los actores implicados asumirán costes directos e indirectos.
Por todo ello, es necesario introducir soluciones para disminuir la contaminación, reducir los costes de distribución y ofrecer mejores servicios de transporte para hacer frente a demandas crecientes como el just-in-time o el comercio electrónico. La aplicación de las nuevas tecnologías en el sector del transporte puede generar ventajas económicas sobre el sector privado, a la vez que produce un impacto positivo en la sociedad y en el medioambiente; además, puede ser compatible con políticas públicas para mejorar el bienestar de la población.
La aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a las ciudades y al transporte ha derivado en conceptos como Smart City y Smart Mobility, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes y la gestión de los recursos. A través de la utilización del Internet of Things (IoT) para la recolección de datos, se puede mejorar, entre otras cosas, la eficiencia de la distribución de última milla, una de las partes más costosas del proceso logístico.
Hoy en día, existen y se siguen desarrollando sistemas que cambiarán completamente el escenario actual, como por ejemplo, el reparto autónomo con vehículos terrestres y aéreos. Sin embargo, las tecnologías incrementales aplicadas a la distribución y a su gestión pueden marcar una diferencia en el desarrollo de las ciudades.
Un problema común entre las compañías de distribución son los repartos fallidos, principalmente originados por dos causas: la ausencia del destinatario en el lugar de entrega y las franjas horarias de reparto. Por lo tanto, la imposibilidad de entregar el pedido, junto a la logística inversa generan costes de operación que podrían ser evitados. En este sentido, la entrega no asistida como los buzones en lugares de conveniencia o el depósito de los paquetes en establecimientos, son algunas soluciones adoptadas. Sin embargo, debido al volumen de algunos pedidos, no todos son compatibles con esta opción.
Los dispositivos de control de accesos son una solución eficaz para los problemas de envíos fallidos. Estos sistemas permiten la entrada controlada a instalaciones para depositar el pedido. De este modo, las compañías de reparto pueden planificar sus rutas de forma óptima, aprovechando incluso horas nocturnas y evitando las horas punta de tráfico. Por otro lado, los destinatarios pueden generar llaves de acceso únicas, intransferibles y con limitaciones horarias, sabiendo en todo momento quién y cuándo ha accedido a la instalación.
En conclusión, la logística urbana tiene que evolucionar al mismo ritmo que lo han hecho las ciudades, para ello, es necesario el desarrollo y la aplicación de nuevas tecnologías en el sector del transporte con la finalidad de reducir los efectos dañinos sobre la población.
Referencias:
- European Commission. (2013, December 17). Together towards competitive and resource-efficient urban mobility.
- European Environment Agency. (2017). Air quality in Europe.
- Dell’Olio, L., Moura, J. L., Ibeas, A., Cordera, R., & Holguin-Veras, J. (2017). Receivers’ willingness-to-adopt novel urban goods distribution practices.
- Macharis, C., & Melo, S. (2011). City distribution and urban freight transport.
- Weisbrod, G. E., Vary, D., & Treyz, G. (2001). Economic implications of congestion.